El gas licuado se utiliza en muchos sectores, principalmente en la industria alimentaria, petroquímica y farmacéutica. Dentro de esta última se emplean para envasar los medicamentos. Por eso conocemos el gas licuado como el gaseoso comprimido más importante a nivel mundial.
¿Pero cómo se fabrica el gas licuado? Aun siendo uno de los gases más usados, su fabricación no es compleja ni difícil si se siguen los pasos adecuados. Te explicamos cuáles son los principales procesos para fabricar gas licuado de manera industrial.
Lo primero de todo es elegir qué tipo de gas queremos fabricar. Existen diferentes tipos, algunos más volátiles que otros. Según el equipamiento, tecnología o sistema de fabricación, existen algunos que enfriando no se pueden establecer como líquidos.
Si tenemos en cuenta sus características como el punto de ebullición, el punto de inflamación, presión de vapor y temperatura para LICUADO hay otros también como el amoníaco, monóxido de carbono, metano, nitrógeno, oxígeno y propano entre otros.
Una vez elegido el tipo de gas deseado, es el momento de pensar en dónde y cómo recolectarlo. La recolección de gas licuado se hace bien mediante una red subterránea ya instalada o instalando nosotros mismos las tuberías para ello.
Leer más sobre cómo retener el gas licuado en nuestro sistema es recomendable para asegurar que el producto salga sin filtraciones. Estas tuberías recogerán el gas de la atmósfera y trasladarán a un lugar destinado para almacenarlo.
Una vez que el gas se ha recolectado, se comprime bastante para conseguir la densización final deseada. Durante este paso pueden emplearse varios métodos, por ejemplo tuldoques o compresores. Dependiendo del tipo de gas aumentaremos su presión y variará su punto de ebullición.
Al elevar la presión y bajar la temperatura conseguiremos el LICUADO deseado. Una vez comprimido se le añade un refrigerante que estabilice la temperatura y la presión. Esto es imprescindible para convertir el gas líquido en su forma líquida final.
Durante este paso es importante realizar mediciones para controlar la cantidad de gas movida, la temperatura ideal para su licuado y otros criterios que indicarán si hemos conseguido la densización que necesitamos.
En este punto el gas licuado ya está preparado para su uso. Sin embargo, aún requiere almacenarse en los depósitos o almacenes pertinentes para su uso posterior. Debe guardarse a la temperatura en que se encuentra para mantener su condición, pero debe almacenarse bajo control de circuito y seguridad para evitar escapes y accidentes.
Existen almacenes especialmente diseñados para conservar el gas licuado sin ningún problema. Estos almacenes están hechos de materiales no tóxicos y resistentes a la temperatura con la que se trabaja para evitar fugas.
Los contenedores para almacenar gas licuado normalmente apoyan las altas presiones existentes y no permiten el crecimiento microbiano, lo cual hace que el producto sea totalmente seguro.
Finalmente, una vez el gas ha sido almacenado, podemos proceder a su distribución. La manera de distribuirlo depende de nosotros, pues existen varios procesos como el transporte por buques o a granel, tanques o transporte por tuberías en el suelo.
Una vez hecha la distribución llega el turno de la instalación. Debemos conectar los dispositivos necesarios para que el gas sea fácilmente transportado hasta la localización donde será consumido. Esta instalación debe estar clara antes de suministrar el gas a los dispositivos finales del sistema.
Ya está, así es como se fabrica el gas licuado. ¿Crees que has aprendido el proceso a fondo? Compártelo con tus amigos en redes sociales para iniciar una conversación.
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