Construcción
17 febrero, 2023
El vidrio laminado se ha convertido, desde la Revolución Industrial, en uno de los materiales más populares para la construcción y decoración de edificios debido a sus propiedades duraderas y resistentes. Está formado por dos hojas de vidrio unidas con una lámina de polivinilo, generalmente de 0.38mm de espesor. Aunque se puede conseguir en diversos tamaños y spesores, todo el proceso de fabricación comienza con la obtención de la materia prima.
Las empresas de producción de vidrio laminado suelen trabajar con cristales inorgánicos obtenidos a partir de arena, sosa y carbonatos que son calcinados hasta alcanzar la temperatura de fusión (generalmente 1400 grados centígrados) para que se combine en un único material líquido homogéneo. Este líquido pasará a un molde para extraer la masa fundida en forma de láminas de vidrio de diferentes anchos según los requerimientos del cliente.
Una vez que las láminas han sido cortando y grabados, se trasladan hacia la parte del proceso de fabricación donde se ensamblan. Las hojas son entonces colocadas separadas entre sí pero en paralelo, con la lámina de PVB entre ellas. Se verifica que estén alineadas correctamente y estén libres de escape de aire entre las uniones.
Ahora, llega el momento de fusionar las laminas de vidrio. Y para ello, se ubican dentro de la prensa de vacío; que funciona como una suerte de envase sellado en el cual se presurizará la atmosfera y allí se comprimirán y combinarán la láminas de vidrio con la lámina PVB para lograr la unión perfecta. Esta prensa estará sometida a una temperatura de 130 grados centígrados durante 60 minutos.
Durante el proceso de preparación de ensamblaje, es muy común reforzar la unidad acoplando entre sí varias láminas de vidrio para que resulte un material más resistente. Para ello, se utiliza una PEA (película absorbente de aire) intercalada entre lámina laminada PVB para garantizar una mejor resistencia final.
Tras realizar todos los procedimientos descritos anteriormente, se comprueba la calidad final del material. Esto se hace comparando la curvatura final del vidrio y el espesor del PVB para verificar que es óptimo para su uso posterior. También se analiza su resistencia a la luz y su color para determinar que está en condiciones de fabricación óptimas.
Aunque el resultado esténdar del proceso de fabricación del vidrio laminado en la industria es un producto base sin ningún tratamiento adicional como recubrimientos, apliques decorativos o etiquetas, es evidente que se trata de un material altamente robusto y duradero. Sus cualidades aislantes y resistente a los impactos fuertes lo hacen ideal para uso en proyectos donde se necesite un material resistente para la construcción de puertas, ventanas o similares.
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