Los puzzles son una actividad divertida, que nos permiten aprender, ejercitar nuestra capacidad de resolver problemas y sentir la satisfacción de completar una tarea. Ajustar cada una de sus piezas para que encajen perfectamente puede ser una actividad entretenida para los adultos y los niños. La fabricación de los puzzles industrialmente se realiza con varios pasos muy meticulosos y cuidadosos.
Los puzzles fueron creados alrededor del siglo XVIII, por John Spilsbury, un cartógrafo británico. Esta innovación surgió como una forma divertida de enseñar geografía a los niños de aquellos tiempos. Con el transcurso del tiempo, la alta demanda de este tipo de productos hizo que emergieran nuevos diseños y formas de fabricación. Así fue como, gradualmente, los grandes fabricantes innovaron nuevos estilos y formas de puzzles.
La fabricación de puzzles comienza con la selección del material. Los materiales recomendados para la producción de este tipo de juguetes son cartón, plástico y madera. Los fabricantes usan generalmente cartón debido a su flexibilidad, durabilidad y bajo costo. También pueden usar madera, aunque suele ser menos común ya que los precios son mucho más altos. Cuando se trata de materiales plásticos, es necesario hacer notar que no todos cumplen con los requisitos de seguridad establecidos por las leyes internacionales. Por lo tanto, siempre se debe tener precaución al elegir este tipo de material para fabricar puzzles.
Una vez elegido el material adecuado para la producción, el siguiente paso es imprimir los diseños de la manera más precisa posible. Esto se consigue utilizando una maquinaria llamada serigrafía. Esta maquinaria permite el proceso de impresión en casi cualquier superficie, para así obtener óptimos resultados. Después, mediante una herramienta llamada plotter, se logra recortar la imagen de acuerdo a los contornos para evitar desperdicios.
Cuando se imprime y corta la imagen, es el momento de comenzar la preparación de las piezas del puzzle. Para ello, las láminas son divididas en trozos de diferentes tamaños y formas por medio de una prensa mecánica. Esta prensa forma los bordes de los pedazos y les da la forma correspondiente, que depende totalmente del diseño del puzzle. Además, esta prensa se encarga de separar cada pieza, para que ésta pueda ser colocada en el armado posteriormente.
Una vez las piezas han sido totalmente preparadas, es hora de que los operarios realicen el armado de la imagen. Esto se realiza de manera manual, cada empleado se dedica a ensamblar cada una de las partes. Y como toque final, el diseño completo es empaquetado para mayor protección.
Un factor importantísimo para la calidad de los puzzles es el control de la misma, que debe ser estricto y meticuloso. Los operarios dejan de lado los productos defectuosos y aquellos cuya preparación no sea la ideal por alguna anormalidad. De igual manera, se revisan periódicamente la elaboración de los productos antes de venderlos, para garantizar de esta forma que se esté ofreciendo un producto de la máxima calidad al consumidor final.
Crear e impresionar puzzles a gran escala puede ser un proceso complicado y laborioso. No obstante, gracias a la tecnología actual, los fabricantes tienen la ventaja de optar por mejores y más precisos materiales para producir puzzles de calidad. Además, mediante la ayuda de modernas máquinas de impresión, el ciclo de fabricación es más fluido, rápido y optimizado. Hoy en día, hay una variedad enorme de armar puzzles disponibles para todos los gustos, edades y niveles de dificultad.
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